Según un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) , publicado en la revista Journal of Alzheimers’s Disease, el ejercicio físico voluntario mejora las funciones sinápticas neuronales, la memoria, el aprendizaje, ansiedad y tiene un efecto protector y terapéutico contra el Alzheimer.
El estudio se ha realizado sobre ratones transgénicos con una enfermedad similar al Alzheimer. Se demostró que en los ratones de siete meses que ya estaban en una fase moderada de la enfermedad y que habían realizado ejercicio, de forma continuada desde un mes de edad, obtenían los mejores resultados, menor ansiedad, buenos resultados en las pruebas psicomotrices, memoria y aprendizaje.
Los ratones que no realizaron ejercicio obtuvieron los peores resultados, presentaban síntomas psicológicos de demencia y pérdida cognitiva, alteraciones en mecanimos que influyen en el aprendizaje y recuerdos.
Los investigadores analizaron el tejido de la corteza cerebral y del hipocampo afectadas por la enfermedad y observaron como el estrés oxidativo en el cerebro, obtenía mejores resultados en los ratones que realizaron ejercicio.