Los dos estudios más amplios que se han realizado sobre la enfermedad de Alzheimer han conducido al hallazgo de cinco genes que proporcionan nuevas pistas sobre este mal que anula la mente y su progresión. Entre ellas, las claves para retrasar su aparición o detener su progreso. Los nuevos genes encontrados, que se presentan en la revista «Nature Genetics», duplican el número de genes relacionados con la enfermedad neurológica. A estas nuevas pistas genéticas se ha llegado tras estudiar a 50.000 personas de Estados Unidos y Europa.
Durante años se ha insistido en que el colesterol y los procesos inflamatorios podían formar parte del desarrollo de la enfermedad. Era realmente una sospecha, basada más en el número de personas con colesterol elevado que enfermaban y en el de pacientes con golpes en la cabeza y pequeños ictus (procesos inflamatorios), también más propensos a padecerlo. Los nuevos genes identificados reafirman esta línea de trabajo porque algunos están vinculados con una mayor predisposición a tener colesterol y otros, vinculados a la inflamación.
El hallazgo eleva a diez el número de genes identificados. Cada uno de ellos no eleva el riesgo de una persona en más del 10 o 15 %. Es decir la nueva información no permitirá hacer un análisis genético y conocer con certeza si padecerá alzhéimer. Pero este pequeño incremento ayudará a comprender mejor el proceso y a desarrollar nuevas terapias. Solo hay un gen —el factor APOE, descubierto en 1995— que multiplica las posibilidades de padecerlo.
«Estamos empezando a encajar las piezas de un puzle que cada vez entendemos mejor», explicaba Julie Williams, una de las investigadores que ha participado en el trabajo. «Si somos capaces de eliminar los efectos negativos de estos genes con fármacos podríamos reducir entre el 60 y el 80% de las posibilidades de desarrollar la enfermedad».
Fuente: abc
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