Claves para prevenir la hipertensión


hipertension arterial
La hipertensión es el factor de riesgo más importante para el padecimiento de otras enfermedades como las cardiovasculares, que representan la primera causa de muerte en los países desarrollados. Su prevención y control a través de hábitos saludables es la garantía para mantener una vida más larga y de mejor calidad, pero lo fundamental es estar concienciado de que debe controlarse.

Por qué mantenerla controlada

Se trata del principal factor responsable del mayor número de muertes en el mundo. Hay quien lo llama «el asesino silente». Es un factor de riesgo muy frecuente en la población general y que aumenta el riesgo de forma muy importante de ictus, ataque cardiaco, insuficiencia renal y muerte súbita.

Datos de estudios recientes a nivel poblacional estiman que casi la mitad de la población adulta española (mayor de 18 años) es hipertensa. En mayores de 65 años supera el 65% de lo que se deduce que es más frecuente ser hipertenso, que tener la tensión normal en la tercera edad. Su frecuencia va en aumento, como consecuencia de los hábitos de vida y de la alta prevalencia de obesidad y sedentarismo que existe actualmente en los países desarrollados. La relación entre exceso de peso e hipertensión arterial es muy fuerte.

La obesidad es un factor de riesgo muy importante para desarrollar hipertensión y diabetes, especialmente la obesidad abdominal (acumulación de grasa en el abdomen), entre otras razones porque la grasa abdominal libera sustancias que suben la tensión.

Cómo prevenir la hipertensión

La hipertensión está muy relacionada con el estilo de vida; en particular con hábitos alimenticios, exceso de calorías, abuso de alcohol, falta de ejercicio y estrés psíquico, entre otros.

a) Hábitos recomendables

Es posible prevenir la hipertensión realizando una vida saludable: evitando obesidad y haciendo ejercicio.

– La dieta rica en frutas y verduras, pobre en grasas y sin exceso de calorías es muy eficaz para prevenirla. Pero la medida más eficaz es evitar la obesidad. La limitación del consumo de alcohol es también muy importante.

– Hacer regularmente el tratamiento, que le va a permitir vivir más y bien y que es perfectamente compatible con una vida normal.

– Ejercicio físico aeróbico (caminar, nadar, correr, bailar, montar en bicicleta), y hay que conseguir un mínimo de tres horas a la semana.

– En los varones es bueno medir la presión a partir de los 30 años, en el caso de la mujer hay que comenzar a tomar precauciones, sobre todo, en el inicio de la menopausia.

– Si quieres comprarte un aparato para medir la presión en casa es recomendable que sea de brazo. En caso de que la persona sea obesa, es más interesante el de muñeca.

– Para una medición correcta de la presión arterial es necesario que la persona esté relajada (física y psíquicamente), no tiene que tener ganas de orinar, no puede haber fumado en los 15 minutos previos, ni tomado un estimulante como el café en los 60 minutos anteriores a la medición. Debe sentarse en una silla con la espalda sobre el respaldo, sin cruzar las piernas y tiene que apoyar el brazo sobre una mesa a la altura del corazón. No debe llevar prendas apretadas y es correcto que se remangue para dejar el brazo libre.

b) Hábitos nocivos

– Los excesos de alcohol, que suben la tensión arterial y son una fuente de calorías muy importante; independientemente de otros problemas médicos como el daño en el hígado, la osteoporosis, etcétera.

– El tabaco es un factor de riesgo cardiovascular muy relevante; es el factor que tras la hipertensión se cobra más muertes en el mundo. Su consumo en un hipertenso multiplica por casi cuatro el riesgo de tener un ictus, un infarto o morir.

– El consumo de sal influye en el aumento de la hipertensión. Muchos de los alimentos que más engordan son los que tienen un mayor contenido en sal como la bollería, los embutidos, los alimentos precocinados… La sal no se puede retirar porque la necesitamos para vivir y existe en la mayoría de los alimentos. Lo que hay que hacer es limitarla; y eso se consigue reduciendo los alimentos previamente comentados, realizando una dieta rica en frutas y verduras, evitando las salsas, las pastillas de concentrados de sabores y no añadiendo sal con un salero en la mesa.

Los riesgos

La hipertensión disminuye la supervivencia y aumenta la probabilidad de tener una complicación vascular, cardiaca, renal o cerebral. Pero hasta el momento en que aparecen estas complicaciones no presenta síntomas. Éste es uno de los grandes peligros: la infravaloración del riesgo al no sentir nada. Ocasionalmente puede provocar síntomas vagos y no siempre relacionados con la hipertensión, como cefaleas.

En el aspecto psíquico, la necesidad de tener que tomar medicación de por vida hace que determinadas personas puedan sentirse como enfermas, aunque la hipertensión no es inicialmente una enfermedad sino un factor de riesgo para desarrollar la enfermedad.

Las embarazadas son uno de los grupos poblacionales que hay que controlar especialmente si ya son hipertensas, pero también porque durante esta etapa pueden sufrir aumentos de presión arterial por distintos motivos. En algunas mujeres, durante la segunda mitad del embarazo, se produce una subida presión que no tiene mayor importancia si no presentan otras alteraciones como retención de líquidos o pérdida de proteínas por la orina.

Se trata de la llamada «hipertensión gestacional» y suele normalizarse aproximadamente 10 días después del parto. Si se padece de «hipertensión previa al embarazo» (conocida o no) aparecerá antes de las 20 semanas y persistirá hasta varias semanas después del parto. En general es bien tolerada y, al igual que en la «hipertensión gestacional», suele tener buen pronóstico para la madre y el bebé. La más preocupante es la «preeclampsia», que se caracteriza por un aumento de la presión pero también por la retención de líquidos y pérdida de proteínas. Debe ser muy controlada porque puede afectar al crecimiento del bebé y puede tener consecuencias más preocupantes como parto prematuro.

Carmen Moreno Santiago
Con el asesoramiento de la Dra. Carmen Suárez Fernández, Jefe del Servicio de Medicina Interna, Unidad de Hipertensión Arterial, del Hospital Universitario La Princesa, Madrid.

Fuente: PulevaSalud

 

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