Si hay un mes que define por excelencia a la madre ese es Mayo, de pequeños en el colegio celebrábamos el mes de María, cada tarde íbamos a la iglesia y ofrecíamos a la Santísima Virgen flores y un poema. Cada día le tocaba el turno a uno de nosotros recitar ante el altar un poema y ofrecíamos a sus pies un ramito que nuestras madres nos preparaban.
Hoy quiero hablar de mi Madre, no quiero entrar en honduras con el tema porque creo que tampoco es conveniente, cierto pudor y respeto no me hacen grato contar demasiadas cosas de su estado actual, pero os hablaré de ella y la relación tan especial que mantenemos.
Mi madre siempre ha sido una mujer muy luchadora, el fin principal de su vida fue la educación de sus hijos y a la vez llevar junto a su marido un negocio adelante, luchadora incasable trabajó sin descanso durante toda su vida.
Siempre fue firme en sus decisiones y en no permitir a sus hijos caprichos superfluos incluso un buen azote en los momentos en que nos lo merecíamos nos ha soltado, pero a la vez y a pesar de su a veces firmeza siempre guardaba su lado mas tierno y cariñoso para cada uno de nosotros.
Tengo que decir que he sido y soy su ojo derecho y como tal me ha educado muy bien entre tortazo en el culo y besos de cariño maternal creo que me he hecho un hombre educado, respetuoso y con firmes principios.
Ahora el rol ha cambiado, desde hace unos años el señor Alzheimer ha venido a visitarnos y le va robando poco a poco sus recuerdos, sus vivencias y de ser una mujer anciana la está volviendo a su mas tierna infancia.
Ahora todo el cariño que ella derrochó con nosotros la vida nos lleva a devolvérselo a ella con creces, la colmamos de cuidados, de mimos de besos y abrazos, de caricias muy necesarias para que ella se sienta protegida y acompañada en este proceso que está esquilmando su mente y su cuerpo.
Ya sufrí la perdida de mi padre, fue durísimo para mi, pero creo que la de mi madre el día que falte puede ser tremendo por el empeño que ponemos en su cuidado, aunque como bien comentaba un día con la psicóloga de la asociación de ayuda a enfermos y familiares, el duele con un enfermo de esta maldita enfermedad es como un cuenta gotas, cada día vamos perdiendo un poquito de ella.
Me siento muy orgulloso de mi madre, de todo lo que me ha dado y también me siento muy lleno por poder dedicarle mi vida, mis desvelos y sacrificios para que ella se sienta como se siente. No me preocupa cosas que he dejado de disfrutar o ver porque los padres lo merecen todo y a ellos nos debemos porque fueron los que nos trajeron a este mundo.
Agradecer a JFL que por el he tenido la idea de escribir este amoroso homenaje a mi madre.
Fuente: quiansplace
Te admiro, cierto cuando esta enfermedad llega uno no sabe si callar o decir la verdad, y es cierto los momentos al lado de ellas son mas valiosos que al lado de alguien más…uno no sabe cuando comenzó ni cuando terminara…