Algunos consejos para prevenir el mal de Alzheimer


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Una dieta rica en vitaminas E y baja en grasas, bajos niveles de colesterol y presión sanguínea, y actividad mental constante, son las mejores indicaciones para disminuir el riego de contraer demencia o mal de Alzheimer.

Hasta hace poco tiempo, no existía evidencia científica que determinara que consumir grandes cantidades de vitamina E y otros antioxidantes redujera el riesgo de padecer males como el de Alzheimer. Sin embargo, recientes estudios publicados en los Estados Unidos aseguran que se podría vincular el consumo de estos nutrientes y la disminución del riesgo de contraer este mal.

Investigaciones actuales están poniendo interés en los resultados de las pruebas clínicas que comprueban la efectividad de la vitamina E y otros antioxidantes en la prevención del deterioro cognitivo que sobreviene con la edad y se acentúa en los pacientes con demencia.
También se ha comprobado que suplementos de vitaminas E y D han mostrado un significativo efecto protector contra problemas de memoria y pérdida de la capacidad mental, así como contra la pérdida de la función cognitiva deteriorada a partir de la aterosclerosis o taponamiento de las arterias.

El estudio revela que los antioxidantes son una de los diez mejores caminos para preservar la memoria, ya que protegen a las células cerebrales de los radicales libres, tóxicos resultantes de la oxidación.

Las restantes vías para prevenir la pérdida de la memoria son:

1. seguir una dieta baja en grasas.

2. realizar actividad física.

3. mantener la estimulación mental.

4. reducir el estrés.

5. ingerir alimentos con vitaminas del complejo B.

6. consumir pescado y aceite de oliva.

7. hacer uso de los poderes terapéuticos del ginkgo biloba.

8. realizar tratamientos con estrógenos.

9. tener “saludables relaciones” con las personas.

Bajar el colesterol y la presión sanguínea

Una investigación realizada por el doctor Hugh Hendrie, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, indica además que otros factores, además de los genéticos, como la alta presión sanguínea, el exceso de grasas y los altos niveles de colesterol, aumentan el riesgo de demencia o mal de Alzheimer entre dos y dos veces y media.

Es sabido que el bajo colesterol y la baja presión previenen la aparición de enfermedades cardíacas pero desconocíamos que el aumento del colesterol pudiera significar un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer. Esto se debería, según los estudios, a la destrucción de células nerviosas en el cerebro.

Es posible concluir, entonces, que lo que resulta malo para el corazón lo es para el cerebro. Es necesario prestar atención a los factores de riesgo asociados a enfermedades cardíacas para evitar también el mal de Alzheimer. Así como recurrir a la misma prevención: el consumo de antioxidantes como las vitaminas A, C y E, los medicamentos antiinflamatorios y el ejercicio, aseguran los expertos.

También cabe destacar que las terapias de reemplazo hormonal que se aplican en mujeres postmenopáusicas aún no constituyen un factor de retraso de la aparición del mal de Alzheimer pero el estrógeno es bueno para controlar el colesterol, lo cual termina siendo beneficioso para el cerebro.

Una enfermedad incierta

Las causas del mal de Alzheimer son desconocidas, pero sus síntomas son reales: pérdida de la memoria y de la capacidad para razonar y comunicarse, cambios repentinos de conducta, pérdida del control urinario y de las funciones físicas como caminar o sentarse, y eventualmente, la total dependencia.

Las personas que sufren este devastante mal presentan una acumulación de una sustancia viscosa llamada amiloide, proveniente de una proteína -la A-beta-, que se acumula alrededor de las células nerviosas y en los vasos sanguíneos del cerebro. Las células sanas de todo el cuerpo producen esta sustancia, pero en personas con Alzheimer producen más de lo que el cerebro puede controlar. Cuanto mayor es la cantidad de amiloide, mayor es el grado de demencia o pérdida de la capacidad de pensar, recordar y razonar.

Si bien el colesterol es una sustancia que el cuerpo necesita para formar membranas celulares, tejidos y algunas hormonas, los estudios sugieren que ciertas formas de colesterol promueven la producción de una proteína que es el principal componente del amiloide en el cerebro.

Lo que se creía sobre la aterosclerosis como factor desencadenante del mal de Alzheimer está en condiciones de ser probado. Lo que se espera es que una buena circulación cardiovascular tenga un efecto desintoxicante en el cerebro.

Las industrias farmacéuticas están tratando de desarrollar drogas que inhiban la producción de la proteína A-beta o favorezcan la eliminación del amiloide invasor del cerebro.

Factores de riesgo y estrategias de prevención

Como hemos dicho, el mal de Alzheimer es difícil de detectar y diagnosticar, ya que los dos factores de riesgo de la enfermedad no constituyen algo que se pueda controlar.

En primer lugar, porque cuanto mayor se es, mayores son las posibilidades de contraer Alzheimer. En segundo lugar, porque el factor hereditario juega uno de los mayores roles en esta enfermedad.

Una investigación realizada sobre 13.000 casos determinó que las personas que tuvieron a ambos padres afectados por la enfermedad tienen cinco veces más posibilidades de desarrollarla que aquellos que tuvieron padres sanos.

Los especialistas han identificado cuatro de los genes principales de este mal, tres de los cuales pueden provocar la enfermedad en menores de 60 años.

La tercera causa del mal la determinan los golpes en la cabeza, lo cual resulta más riesgoso en deportistas –especialmente boxeadores- habitualmente expuestos a este tipo de heridas. La Academia Americana de Pediatría considera que lo aún descubierto es insuficiente para recomendar a los niños que no eviten cabezazos al balón cuando realizan deportes como el fútbol, pero de todos modos, ya se está considerando el tema.

Mantenerse mental y físicamente activos

La pérdida de la memoria, la lentitud en los procesos del pensamiento y los bloqueos no son inevitables si el cerebro permanece activo y estimulado.

Así como el ejercicio ayuda al corazón a mantenerse saludable, la actividad mental como la lectura, los juegos de ingenio y las palabras cruzadas permiten ejercitar al cerebro y evitan su deterioro.

También el cuidado del cuerpo a través del ejercicio físico y la dieta adecuada son importantes para mantener la salud de la mente.

Probablemente la demencia sea el resultado de la pérdida de las sinapsis que son parte del delicado sistema utilizado por las células cerebrales para transmitir información a todo el cuerpo. Cuanto mayor sea la cantidad de sinapsis que sea posible desarrollar a través de actividades de estimulación intelectual, menor será la pérdida al enfermar.

Permanecer mentalmente activos es una de las claves para conservar la salud y protegerse a sí mismo contra el mal de Alzheimer. Todo depende de algunos cambios en el estilo de vida. Es hora de comenzar.

Fuente: enplenitud

 

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