Según comenta a Reuters Health la doctora Antonella Giannantoni y su equipo, de la Universidad de Perugia, las inyecciones de Botox (toxina botulínica tipo A) podrían ser útiles para enfermos de Parkinson y vejiga hiperactiva, donde normalmente se usa un tratamiento con anticolinérgicos contra la vejiga hiperactiva pero sus efectos secundarios pueden ser un problema, especialmente en los ancianos.
Con anterioridad los investigadores habían probado con éxito en pacientes con Parkinson dosis de 200 unidades de esta toxina (Botox) y actualmente se realizó el estudio con inyecciones de 100 unidades a ocho pacientes con un seguimiento de seis meses.
Se obtuvieron buenos resultados y se mejoró los resultados urodinámicos y la calidad de vida de los pacientes, donde se redujo su frecuencia urinaria y los episodios de incontinencia.