Según estudio realizado por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Noruega (NTNU) y publicado en el International Journal of Psychiatry in Medicine, pasar un tiempo en la iglesia y dedicar algunas horas a la actividad religiosa ayudaría a reducir el riesgo de hipertensión y a prevenir diversas enfermedades vinculadas con esta enfermedad.
El estudio se realizó sobre 120.000 personas, la mayoría con fundamentos de la Biblia cristiana y el Pequeño Catecismo de Lutero, a las que se les hizo un seguimiento durante dos años y preguntas sobre su participación en actividades religiosas y culturales.
Al analizar los datos se observó que las personas que asistían a la iglesia más de tres veces por mes tenían una presión arterial significativamente más baja en relación a las personas que religiosamente eran menos activas.
Los científicos aclaran que no saben si estos resultados pueden ser aplicados también a personas de otras religiones como el Islam o judaísmo, y que desconocen si este beneficio en la salud se debe a la fe o es el hecho de asistir a la iglesia. Faltan más investigaciones para especificar mejor cómo influyen las prácticas religiosas en la salud pero destacan que hay un vínculo entre la religión y la salud.
Otro estudio realizado por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Misisipi, publicado en la revista American Heart Journal y realizado sobre unas 5.300 personas de raza negra, encontró también resultados positivos en la presión sanguínea con la realización de actividades religiosas.