Hagamos un pequeño ejercicio reflexivo y tratemos de cuantificar en qué medida estamos llevando a cabo una vida saludable de una forma simple y directa.
Primer paso, ¿en qué medida cumples con estas condiciones en tu día a día?
“Voy liado, no tengo tiempo, necesito acabar este proyecto del trabajo, estamos de cierre mensual… siempre ocurre algo que nos aleja de nuestras pautas de salud, nos ocurre a todos”
Vayamos paso a paso y reflexionemos sobre cada pilar por separado puesto que una de las mejores técnicas para encarar grandes problemas es dividirlo en pequeños problemas y atacarlos uno a uno.
1. Agua
Un primer paso es ir siempre bien provisto de agua para la oficina para poder recurrir en todo momento a ella sin caer en las manos de la pereza o la despreocupación. Si tomamos el hábito de tener a mano un botellín de agua estaremos cogiendo unos automatismos que, una vez interioricemos, nos ayudarán a hidratarnos adecuadamente a lo largo del día.
Es indiferente si tenemos acceso a agua en la oficina de forma gratuita a través de fuentes de agua o no, en cualquier caso debemos adoptar esta costumbre lo más rápidamente posible para nutrir a nuestros órganos y reactivar nuestra energía.
“Otro buen consejo es beber un buen vaso de agua recién levantados por la mañana estando en ayunas, veréis qué bien os sienta para el resto del día. Simple y saludable”
2. Dieta
Un segundo paso es acostumbrarse a llevar un tupper al trabajo, es mucho más económico y saludable. Si habitualmente comemos los clásicos menús del día estaremos incrementando sobremanera las calorías y grasas que ingiramos seguramente, puesto que no controlamos el método y elaboración de cada alimento.
Algún día a la semana podemos comer fuera, eso nunca será un problema, pero deberían ser mayoría los días que nosotros mismos nos cocinamos y preparamos la comida.
“Es muy interesante marcarnos un horario diario con las comidas que nos prepararemos cada día para tener un mayor control sobre las cantidades semanales que consumimos de cada alimento”
Es un ejercicio nuevamente muy sencillo y que puede resultar además divertido si lo compartimos con otros compañeros de trabajo o con nuestra pareja en el hogar. Además, evitará pérdidas de tiempo derivadas de pensar en el propio supermercado el clásico “qué voy a cenar” y reducirá el coste mensual en alimentos ya que compraremos lo que necesitamos.
3. Ejercicio
¿No tenemos tiempo, verdad? Sabemos que es una excusa, y si no…
“¿Por qué somos capaces de hacer ejercicio entre el día 1 y 20 de Enero o entre el 1 y 20 de Septiembre?”
Las primeras semanas de cada año y tras el parón vacacional somos un saco de buenos deseos e iniciativas, pero el rigor y la disciplina nos acaba venciendo. Conseguir el equilibrio entre ejercicio y diversión es a veces complicado, para ello lo más importante es no tomar estas acciones solo. Seguro que encontramos un amigo o compañero de trabajo con las mismas inquietudes y carencias, la búsqueda de una afición común será el primer paso para conseguir nuestro pequeño reto.
Haciendo ejercicio o practicando algún deporte en compañía conseguiremos convertir una actividad que podría incluso no gustarnos en algo divertido y constante.
Además, recordad que el ejercicio tiene una atracción real una vez se convierte en rutina, y si llegamos a este nivel seremos nosotros mismos quienes nos forcemos a no perder el hábito. En parte lo necesitaremos, y en parte seremos conscientes de su beneficio para nuestra salud.
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