La vacuna contra el alzhéimer que está desarrollando la empresa aragonesa Araclon está a punto de probarse con humanos. Según explicó ayer el catedrático de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y director científico del laboratorio, Manuel Sarasa, están esperando el visto bueno de las autoridades austriacas, que tiene que llegar a lo largo de este mes. Los ensayos con personas se van a llevar a cabo en el país alpino porque la empresa especializada en este tipo de investigaciones clínicas tiene su sede allí.
En un principio, estaba previsto que los ensayos comenzaran finales de febrero pero las autoridades austriacas reclamaron más documentación a Araclon para dar luz verde al proyecto. Ahora están analizando la nueva información aportada en marzo y tienen que pronunciarse antes de que pase un mes desde que se presentó. Sarasa está seguro de que en esta ocasión sí que obtendrán la respuesta afirmativa.
La vacuna que está desarrollando Araclon se administra antes de que aparezca la enfermedad y su objetivo es disminuir los niveles de las proteínas que producen las placas amiloides, la principal lesión cerebral vinculada al alzhéimer. La sustancia ha sido testada en animales consiguiendo el efecto deseado y ahora se comprobará la toxicidad de las dos formulaciones de las que disponen en 48 pacientes austriacos.
Sarasa también indicó en el marco de VII Encuentro de Neurociencias, que se desarrolla entre ayer y hoy en el hospital Miguel Servet, que las terapias pasivas para esta enfermedad podrían llegar al mercado en tres o cuatro años. Estos tratamientos se diferencian de la vacuna de Araclon en que solo sirven para detener el avance de la enfermedad cuando ya está desarrollada y son más invasivos porque requieren ingresar al paciente y suministrarle productos por gotero.
Respecto a los métodos de diagnóstico de la enfermedad, el científico señaló que lo más importante es que el paciente llegue a la consulta del médico, porque el azhéimer es muy difícil de detectar. «Cuando la gente llega al especialista suele estar en una fase muy avanzada de la enfermedad, hay muchos pacientes que la padecen y ni siquiera ha sido detectada por los familiares», apuntó.
Fuente: el Periódico de Aragón
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