Intolerancia a la fructosa


fructosa en intestinos y sistema digestivo
Existen personas con intolerancia a una serie de alimentos y elementos alimenticios, y no son para nada raros. Todos conocemos la intolerancia a la lactosa, pero existen más. Hoy te contaremos todo sobre la intolerancia a la fructosa.

Esta intolerancia es más común de lo que piensas, incluso hay personas que son intolerantes a ella, y ni siquiera lo saben.

El problema de muchas personas que la padecen es que no saben muy bien qué alimentos pueden y no pueden consumir, y los que no saben que la padecen, no asocian muy bien qué síntomas produce esta intolerancia.

Bien, comencemos.

 

Antes que nada, ¿qué es la fructosa?

Existen azúcares en todos los alimentos, y uno de ellos es la fructosa. Es un azúcar presente en la miel y en la mayoría de las frutas y en muchos vegetales. Tiene la misma fórmula química que la glucosa, aunque con distinta estructura.

Como te hemos dicho, todas las frutas contienen, aunque sea una cantidad pequeña, fructosa, y se incluye también la miel como alimento que la posee.

Se le conoce también como levulosa.  Junto con la glucosa forman un disacárido, que conocemos como azúcar común o de mesa y sacarosa.

En la década de los 80 se comenzó a utilizar como endulzante para las personas con diabetes, en sustitución del azúcar, pero últimamente es objeto de polémica al asociar el alto consumo de fructosa con enfermedades y trastornos, como la obesidad.

 

¿Qué es la intolerancia a la fructosa?

Existen dos cosas que podríamos llegar a confundir: la intolerancia a la fructosa y la mala absorción de la lactosa. Parecen lo mismo, pero no lo son.

Primero que nada, expliquemos lo que sucede con la fructosa en una persona que no padece ni intolerancia ni mala absorción de la lactosa.

Imagina que esa persona consume una manzana, y como toda fruta, contiene fructosa. El cuerpo de esa persona la recibirá en el intestino, luego del proceso de la digestión. De ahí, es transportada hacia la sangre y luego al hígado.

Una vez en el hígado, se transforma, mediante enzimas y algunos procesos, en compuestos que funcionan para que el cuerpo produzca energía. Es un proceso metabólico totalmente.

La fructosa, entonces, tiene la función de ser ‘quemada’ en el horno del cuerpo para que el motor siga funcionando correctamente, en éste caso, el motor es el cuerpo humano. El horno es la mitocondria de las células.

Ahora, imagina que a la mitocondria llegan trozos enormes, gigantes de fructosa, y no ‘caben’. Según expertos, la necesidad de las células para aprovecharla las obliga a ‘trocear’ la fructosa en pedazos pequeños que pueda asimilar de forma correcta. De eso se encarga la enzima fructokinasa.

Una vez en la célula, la fructosa deja de ser tal, y es transformada en ‘fructosa 1 fosfato’. Para seguir transformando la fructosa 1 fosfato en trozos más pequeños, que puedan ser asimilados por la mitocondria, sobre ella actúa otra enzima, la llamada ‘Aldolasa B’, transformando la fructosa, finalmente, en gliceraldehido.

La intolerancia a la fructosa es una alteración genética que impide que la Aldolasa B actúe sobre la fructosa para transformarla en energía, provocando un ‘sobre almacenaje’ de esta en el cuerpo, en el hígado, intestino y en los riñones. Esto es tóxico para el organismo, y produce la sintomatología asociada a la enfermedad.

Es una enfermedad que se produce en una de cada 22.000 personas, y se diagnostica a una edad temprana debido a la sintomatología muy molesta que presenta, y veremos a detalle más adelante. Es llamada oficialmente como Intolerancia Hereditaria a la Fructosa (IHF).

No debes confundir la intolerancia a la fructosa con la mala absorción de la fructosa. Ésta última es un problema mucho más común, y se cree que hasta el 30% de la población la padece. Consiste en una absorción parcial de la fructosa que consume el cuerpo. Cuando el intestino la envía a la sangre y al hígado, la hace solamente de forma parcial.

El resto de fructosa que se queda sin irse, es enviado entonces al colon para que el cuerpo la devore y lo deseche. En ese proceso, se producen gases que hacen que el intestino se hinche, provocando hinchazón, gases, distensión abdominal e incluso diarrea.

Muchas personas padecen la mala absorción de esta sin tener idea de ello.

Vídeo donde diestista-nutricionista con experiencia en tratamientos de intolerancias alimentarias da consejos y habla sobre esta intolerancia y su mala absorción

 

Causas de esta intolerancia

Debido a que es un problema relacionado con un proceso metabólico, es complicado encontrar las causas que provocan esta intolerancia, y quizá, sea la misma que la de la mala absorción de ésta.

La principal causa es hereditaria, es decir, si al menos uno o dos de los padres padecen ésta enfermedad, obviamente, las probabilidades de que el hijo(s) contraiga ésta enfermedad, es más alta.

Si los dos progenitores la padecen, cada hijo tendrá un 25% de probabilidades de ser intolerantes a la fructosa.

La mala absorción es debido a un defecto en los transportadores que llevan la fructosa de los intestinos a la sangre, y la intolerancia en la aldolasa B, que transforma la fructosa en energía.

 

Síntomas de la alergia a la fructosa

síntomas de la intolerancia fructosaA diferencia de otro tipo de intolerancias, como, por ejemplo, al gluten, se detecta normalmente a una edad temprana, debido a la sintomatología que te presentamos ahora, aunque se pueden presentar en personas de cualquier edad.

Debes tener claro que solamente un médico especialista puede confirmar si tú, o tu hijo, padece intolerancia, mala absorción o sencillamente, se trata de un trastorno o enfermedad totalmente distinta.

La sintomatología típica de una persona intolerante a la fructosa es la siguiente:

  • Dolor abdominal intenso.
  • Convulsiones.
  • Sueño excesivo.
  • Irritabilidad o cambios de humor.
  • Coloración amarilla en la piel.
  • Ictericia (coloración amarillenta en las escleróticas de los ojos).
  • Alimentación deficiente del bebé en etapa lactante.
  • Vómitos.
  • Problemas digestivos luego de ingerir alimentos que contengan fructosa, como frutas.
  • Diarrea alternada con estreñimiento.
  • Depresión.

Éste último síntoma, es subestimado por muchas personas y no lo asocian ni por asomo a una intolerancia alimentaria. ¿Por qué puede provocar depresión la intolerancia a la fructosa?

Porque la proteína que se encarga de producir la serotonina, la ‘hormona de la felicidad’, es secuestrada por la fructosa que no asimila el cuerpo, disminuyendo la serotonina, produciendo, como consecuencia, cambios de humor y hasta una depresión.

Los síntomas dependen totalmente de la cantidad y frecuencia del consumo de alimentos con fructosa, pero, si tienes ese padecimiento, y tienes un hijo pequeño, observa cómo reacciona luego de consumir fruta, por ejemplo. Los síntomas comienzan a aparecer prácticamente desde que los bebés comienzan a consumir alimentos sólidos.

Debes saber, sin embargo, que el consumo prolongado y continuo de la fructosa en una persona intolerante, puede provocar daños hepáticos y de otro tipo, que pueden, irremediablemente, conducir a la muerte.

Es una enfermedad que acompaña a quienes la padecen, durante toda su vida, pudiendo solamente controlar los síntomas.

 

¿Cómo se diagnostica la intolerancia a la fructosa?

test cantidad de fructosaEsta intolerancia no se puede confirmar solamente con la presencia de alguno(s) de los síntomas que te hemos comentado anteriormente; éstos son solamente indicadores de una posible intolerancia al azúcar de la fruta, pudiendo ser mala absorción, pero también intolerancia a ella.

El diagnóstico se realiza mediante diferentes pruebas médicas, contraindicadas solamente por tu médico de cabecera, y solamente él(la) puede confirmar que lo padeces.

Hay distintas formas de hacerlo, y éstas son las pruebas más utilizadas por los médicos:

  1. El método ‘cero fructosas’: algunos médicos recomiendan al paciente disminuir al mínimo el consumo de ella. Si desaparecen los síntomas, quizá sea mala absorción de fructosa.
  2. Test del hidrógeno: el paciente debe consumir fructosa en ayunas. Luego se revisará en el aliento del paciente la presencia de esta. Si está presente, es que el cuerpo está rechazando la fructosa.
  3. Curva de glucemia: El paciente consume fructosa en ayunas, pero en vez del aliento, se hacen pruebas en sangre durante las 3 o 4 horas siguientes, para revisar si esta ha sido o no asimilada por el cuerpo.
  4. Prueba de la función renal.
  5. Pruebas enzimáticas.
  6. Biopsia en el hígado.
  7. Análisis de ácido úrico en la sangre.

Hay una variedad amplia de pruebas para confirmar o no la intolerancia al azúcar de la fruta, o fructosa. Depende totalmente del criterio del médico y de la intensidad y frecuencia de los síntomas.

Si los síntomas son numerosos, intensos y frecuentes, entonces, elegirán una prueba inmediata y más fiable, que otra más lenta para síntomas menos intensos y/o frecuentes, donde quizá observen cómo evoluciona el paciente retirando la fructosa de su dieta.

Los médicos, además de los síntomas, y de los tests, tiene la misión de resolver las siguientes preguntas:

  1. ¿Qué alimentos provocan los síntomas?
  2. ¿Cuánto tiempo pasa entre la ingesta del alimento dañino y la aparición de los síntomas?
  3. ¿Qué síntomas los que se presentan y a qué frecuencia?
  4. ¿Qué tipo de comida provocan los síntomas?
  5. ¿Bajo qué circunstancias aparecen los síntomas? Por ejemplo, en situaciones de estrés.
  6. ¿Cuándo fue la última reacción?
  7. ¿El paciente tiene otro tipo de alergias o intolerancias? Por ejemplo, intolerancia al gluten, lactosa, asma, etc.
  8. ¿Qué otros familiares padecen intolerancia a la fructosa? ¿cuáles? Si son los progenitores, la probabilidad es mayor, por ejemplo, que si son los abuelos o un hermano.

 

¿Cuáles son los tratamientos para las intolerancias a la fructosa?

Si la padeces, desafortunadamente, será una compañera durante todo el resto de tu viaje en este mundo, pero puedes disminuir su presencia y sus ‘reclamos’ en forma de síntomas.

La única manera de disminuir los síntomas, es disminuir el consumo de fructosa de la dieta diaria del paciente. La dieta debe estar hecha por profesionales, aunque sí que hay alimentos que tienen más que otros, y que, por tanto, debes evitar.

Si te creas una dieta sin supervisión médica, puedes tener carencias nutrimentales y energéticas importantes, provocando otro tipo de daños en tu organismo. Jamás hagas dietas sin supervisión médica.

No hay medicamentos ni nada que haga algo, el único tratamiento es la dieta. Lamentablemente.

 

¿Qué alimentos consumir cuando tienes intolerancia fructosa?

frutas miel y fructosaDesafortunadamente, la mayoría de los alimentos que consumimos contienen algún tipo de azúcar, y una de las más utilizadas, es la fructosa, por su origen natural y poca grasa.

Éstos son los alimentos que debes evitar en medida de lo posible:

  1. Los alimentos que contengan más de 3 gramos de fructosa por ración.
  1. Alimentos con alta proporción de glucosa y fructosa, como la manzana y las peras.
  1. Los alimentos ricos en fructanos, como:
    • Alcachofas.
    • Espárragos.
    • Cebollas.
    • Alimentos con trigo.
    • Cerveza.
    • Pan de molde.
    • Tartas.
    • Galletas.
    • Cereales.
    • Pasta.
    • Pizza.
    • Fideos.
  1. Alimentos que contengan sorbitol, un endulzante a base de fructosa, y es utilizado en algunas bebidas o en productos denominados ‘light’ o ‘dietéticos’ y la mayoría de alimentos que contengan ingredientes en terminen en tol, como manitol.
  1. Alimentos en base a frutas, como mermeladas, compotas, carne de membrillo, chocolates, medicamentos en forma de jarabe (son endulzados), chicles y gominolas.
  1. Alimentos lácteos endulzados, como leche condensada, batidos de leche o yogures.
  1. Alimentos cárnicos procesados, solamente los naturales, cortes sin procesar.
  1. Todos los cereales procesados o endulzados con miel.
  1. Todos los alimentos que sean dirigidos a diabéticos o con denominación ‘light’, pues utilizan la fructosa como endulzante en grandes cantidades.
  1. Las sopas comerciales en sobrecito.
  1. Prácticamente ninguna bebida elaborada en sobres o latas. Es mejor elaborar tus bebidas en casa, por ejemplo, limonada casera, y no un sobre de limonada.
  1. Evita los aderezos y salsas industriales.

No lleves una dieta muy restrictiva, porque puedes padecer otro tipo de problemas. Lo mejor es revisar bien lo que consumes.

Según expertos, los intolerantes a la fructosa toleran mejor los alimentos cocinados, pues el fuego o el calor elimina gran parte de la fructosa que contienen los alimentos. Eso sí, evita el agua o caldo donde los cocines, porque allí se depositará la fructosa.

Un síntoma muy típico de una dieta con poca fructosa es el estreñimiento por el poco consumo de frutas y verduras. Trata de encontrar un equilibrio con algún cereal. Expertos recomiendan la semilla de lino o linaza.

Si tienes los síntomas, acude de inmediato con tu médico, puede tratarse, o no, de esta intolerancia, o quizá mala absorción. Solo un especialista puede ayudarte, y si ya lo padeces, revisa cuidadosamente tus alimentos e intenta encontrar aquellos que más síntomas molestos producen.

 

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