Hallan en células explicación a problema por trasplante en enfermos de Parkinson


portada revista Science Translational MedicineCientíficos que estudian a pacientes con la enfermedad de Parkinson que se sometieron a un pionero trasplante con tejido fetal abortado descubrieron qué causa uno de los efectos secundarios más nocivos del tratamiento.

Los resultados reavivan el debate en torno del controvertido e impredecible procedimiento, que fue interrumpido a mediados de 1990 después de que varios pacientes sufrieron ataques de movimientos repentinos y descontrolados.

Investigadores de Gran Bretaña y Suecia hallaron que estas reacciones involuntarias, que se llaman disquinesias y son un efecto secundario común en el Parkinson, son resultado de un exceso de células de serotonina en el tejido trasplantado, que engañan al cerebro para que libere niveles descontrolados de dopamina.

La dopamina es un químico del cerebro que ayuda a controlar el movimiento, mientras que la serotonina actúa como el mensajero.

Marios Politis, del Imperial College London, que lideró el estudio, dijo que sus resultados podrían ayudar a los científicos a modificar el tejido usado en futuros ensayos de trasplantes de cerebro para pacientes con Parkinson.

Politis y su equipo, cuyo estudio fue publicado en la revista Science Translational Medicine, analizaron a dos pacientes con la enfermedad que habían recibido trasplantes de células cerebrales de fetos abortados 13 y 16 años atrás.

Si bien experimentaron una notoria mejoría en los síntomas y sus trasplantes seguían siendo funcionales, estaban sufriendo complicadas disquinesias.

Usando tomografías por emisión de positrones y otros dispositivos por imágenes para visualizar la función de los químicos en el cerebro de los humanos, los investigadores hallaron que los trasplantes habían reemplazado a algunas de las células productoras de dopamina que se deterioraron con el Parkinson.

Pero también hallaron niveles anormalmente altos de neuronas productoras de serotonina dentro del tejido trasplantado.

«Las células de serotonina fueron muy, muy excesivas en comparación con el nivel normal que tienen las personas», dijo Politis en una entrevista telefónica.

«Esto provocó una acción falsa al tomar la dopamina y emitirla de una manera descontrolada, creando los movimientos involuntarios», agregó.

El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta del 1 al 2 por ciento de las personas mayores de 65 años. Quienes la sufren tienen temblores, movimientos lentos, rigidez muscular y dificultad para lograr un equilibrio.

Si bien los fármacos pueden mejorar los síntomas por un tiempo, no existe ninguno que pueda demorar o detener la enfermedad.

Fuente: Milenio

 

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